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Apadrinemos a un niño del… “Primer Mundo” (Otra forma de mirar la pobreza) (página 2)




Enviado por Ricardo Lomoro



Partes: 1, 2, 3

Sin embargo, funcionarios de protección del
niño de Texas -uno de los estados con más casos de
muerte por malos tratos- dicen que es difícil trabajar en
esos casos, especialmente cuando los padres o tutores de un
niño ocultan lo que realmente está
pasando.

Espiral de violencia

Mientras que el abuso infantil arruina la vida de las
familias de las víctimas, sus efectos devastadores se
sienten mucho más allá del círculo de sus
familiares y amigos.

Los niños maltratados son 74 veces más
propensos a cometer crímenes contra otras personas y seis
veces más probabilidades de maltratar a sus propios hijos,
de acuerdo con la Asociación para la Protección de
los Niños de Texas.

Por esta razón, los expertos creen que debe ser
una preocupación del gobierno y la sociedad asegurar que
los niños están protegidos contra el
abuso.

Todos los ciudadanos, dicen, tiene la responsabilidad de
ayudar a romper esta espiral de violencia.

El pediatra Matt Cox, del Hospital Infantil de Dallas,
se especializa en maltrato y abuso infantil. Explica que cada vez
ve más casos de violencia, y que el diagnóstico
muchas veces es difícil.

"La mayoría de los niños que sufren abusos
no muestran los signos típicos que uno se
imaginaría sino que las heridas son internas, y no se
manifiestan en lo exterior. Por eso los médicos tienen que
estar muy pendientes", explica.

Monografias.com

¿Cómo detenerlo?

Washington los políticos están empezando a
reconocer lo que algunos describen como una "crisis
nacional".

Una audiencia en el Congreso en julio reunió a
los expertos en el campo que debatieron sobre qué se puede
hacer para prevenir las muertes por abuso de menores. Se
está creando una comisión nacional para coordinar
una respuesta común para todo el país.

Muchos creen que sería clave que en el futuro los
nuevos padres reciban visitas de profesionales de la salud
calificados que los preparen para afrontar las dificultades de la
vida familiar.

¿Por qué en los EEUU?

¿Por qué el problema de la violencia
contra los niños es mucho más agudo en EEUU que en
cualquier otro país del mundo industrializado?, se
pregunta a Michael Petit, presidente de la organización
gubernamental estadounidense de defensa de los derechos
niños Every Child Matters.

En los últimos 10 años, se cree más
de 20.000 niños estadounidenses fueron muertos en sus
propias casas por miembros de la familia. Eso es casi cuatro
veces el número de soldados de EEUU muertos en Irak y
Afganistán.

El índice de mortalidad por maltrato infantil en
EEUU es triplica al de Canadá y es 11 veces mayor que la
de Italia. Se estima que millones de niños son abusados y
abandonados cada año. ¿Por qué?

Espiral

Parte de la respuesta es que el embarazo adolescente, el
abandono de la escuela secundaria, los delitos violentos, el
encarcelamiento y la pobreza -todos factores asociados con el
abuso y la negligencia- son generalmente mucho más altos
en EEUU.

Además, otras naciones ricas tienen
políticas sociales que proporcionan cuidado para los
niños, un seguro de salud universal, educación
preescolar, bajas maternales y paternales y enfermeras a
domicilio para casi todos los que lo necesiten.

En EEUU, cuando los niños nacen en familias
jóvenes que no están preparadas para recibirlos,
las redes de seguridad social locales pueden ser muy deficientes,
o no existir. Como resultado, son incapaces de compensar el
estrés que el niño debe soportar en el
hogar.

En las situaciones más graves, el caso termina
con la muerte del niño. Alrededor del 75% de estos
niños son menores de cuatro años, mientras que casi
la mitad tienen menos de uno.

La geografía influye mucho en la
determinación del bienestar de los niños. Tomemos
el ejemplo de Texas y Vermont.

Texas se enorgullece de ser un estado de impuestos bajos
y servicios bajos (en inglés, "low tax, low service"). Su
ingreso per cápita lo sitúa en el centro de los
estados, mientras que su carga fiscal total -su
disposición a pagar impuestos- está cerca de la
base.

Vermont, en cambio, está en el otro extremo.
Tiene impuestos altos, y altos servicios.

Combinación de riesgos

Al analizar los indicadores claves de bienestar, los
niños de Texas son dos veces más propensos a
abandonar la escuela secundaria que los de Vermont. Tienen cuatro
veces más probabilidades de no tener seguro, cuatro veces
más probabilidades de ser encarcelados y casi el doble de
probabilidades de morir a causa de maltrato y
negligencia.

En Texas, otros elementos se suman a la mezcla de
riesgos que enfrenta un niño. Estos incluyen una tasa de
pobreza más alta en Texas, una mayor proporción de
niños pertenecientes a minorías, menores niveles de
logro educativo y una cultura política que tiene una
visión más estrecha sobre el rol del gobierno en
cuestiones sociales.

Es probable que Texas, al igual que muchos otros estados
tradicionalmente conservadores, tenga una respuesta más
débil a las familias que necesitan ayuda en primer lugar,
y que sea menos eficiente en proteger de los niños
después de que el maltrato se produce.

Las marcadas diferencias entre los estados plantea la
cuestión de un papel del gobierno federal más
amplia.

¿Son los niños ante todo niños de
Texas? ¿O son antes que nada niños estadounidenses
con igualdad de oportunidades e igual
protección?

¿Culpar a los padres?

Para empezar, el Congreso debe aprobar una
legislación que cree una comisión nacional para
erradicar las muertes por maltrato y negligencia.

Y los programas para niños no deben estar en
discusión, ya sea en el plano federal o estatal. Los
niños no hicieron trizas la economía de EEUU. Es a
la vez económicamente miope y moralmente incorrecto
hacerles pagar el precio de arreglarla.

Pero mientras la economía estadounidense intenta
salir a flote, la pobreza infantil se eleva y los estados
recortan miles de millones en servicios para los niños,
estamos presionando la débil red de seguridad de Estados
Unidos.

Inevitablemente, esto significa que más
niños podrían morir. La respuesta fácil es
culpar a los padres y a los trabajadores de protección
infantil. Sin embargo, las respuestas fáciles no resuelven
los problemas complejos.

Y con millones de niños heridos y muertos miles
de personas, este es un problema en verdad grande, y merece una
gran respuesta.

Michael Petit es presidente de Every Child Matters. Se
desempeñó como delegado de la Liga de Bienestar
Infantil de EEUU.

"Desesperadas por la crisis, muchas familias han
optado por dejar atrás lo más preciado que tienen:
sus hijos"…
Los griegos que abandonan a sus hijos por la
crisis (BBCMundo – 14/1/12)

Una mañana, pocos días antes de Navidad,
una maestra en Atenas encontró una nota junto a una de sus
alumnas de cuatro años.

"Hoy no vendré a buscar a Ana porque ya no puedo
mantenerla", decía el mensaje. "Por favor, hazte cargo de
ella. Lo siento. Su madre".

En los últimos dos meses, el Padre Antonios, un
cura joven ortodoxo que dirige un centro para jóvenes sin
recursos, encontró cuatro niños abandonados a las
puertas de su institución. Uno de ellos era un bebé
de apenas pocos días.

Otra organización de caridad recibió la
visita de una pareja, cuyos gemelos fueron internados en un
hospital por malnutrición. La madre sufría
desnutrición y por ende no estaba en condiciones de
amamantarlos.

Cambios

Casos como estos han causado conmoción en un
país donde los lazos familiares son importantes y donde no
poder cuidar de los hijos es socialmente inaceptable.

Muchos griegos no pueden creer que estas historias "del
tercer mundo" estén ocurriendo en su propio
país.

Uno de los menores a cargo del Padre Antonios es
Natasha, una niña de dos años que su madre trajo al
centro hace dos semanas.

La mujer estaba desempleada, no tenía donde vivir
y necesitaba ayuda. Pero antes de que el personal la pudiese
ayudar desapareció, abandonando a su hija.

"Durante el último año hemos visto cientos
de casos de padres que quieren dejarnos a sus hijos, ellos saben
que pueden confiar en nosotros", dice el Padre
Antonios.

"Dicen que no tienen dinero, hogar o comida para sus
hijos, por eso esperan que nosotros podamos brindarles lo que
necesitan".

Antes de la crisis también se registraban pedidos
similares, pero el Padre Antonios nunca fue testigo de lo que
está sucediendo ahora: padres que sencillamente abandonan
a sus hijos.

Separación temporal

Daño emocional

Los padres que no pueden mantener a sus hijos sienten
ira y desesperación. Sienten vergüenza y son
estigmatizados por la sociedad.

Los niños absorben las emociones de sus padres,
por eso el niño hará suyos estos sentimientos de
sus padres, especialmente la culpa.

Por lo general se sienten culpables.

Los niños que ingresan a un centro pueden tener
dificultad en crear lazos con quienes los cuidan porque temen que
esto sea una forma de traicionar a sus padres, y esto puede
implicar que ya no los vengan a buscar.

Cuando crezcan, es probable que tengan problemas de
confianza y esto se manifieste en dificultades en sus
relaciones.

Una mujer a la que la pobreza obligó a separarse
de su niña es María, una madre soltera que
perdió su trabajo y estuvo desempleada durante más
de un año.

"Lloraba todas las noches, ¿pero qué
podía hacer? Me partió el corazón, pero no
tenía otra opción", dice.

María se pasaba el día buscando empleo.
Muchas veces regresaba ya entrada la noche y eso significaba que
su hija de ocho años, Anastasia, pasaba todo el día
sola.

Las dos se alimentaban de la comida que les daba la
iglesia. María perdió 25 kilos.

Al final, decidió entregar a Anastasia a una
organización de caridad.

"Yo puedo aguantar, pero ella no tiene por qué
hacerlo", dice.

María ahora trabaja en un café, gana
sólo US$ 25 al día. A Anastasia la ve una vez al
mes, pero espera llevársela consigo cuando mejore su
situación económica.

Stergios Sifnyos, uno de los directores de SOS
Children's Villages, la organización de ayuda que
recibió a Anastasia, comenta que no está
acostumbrado a recibir niños que las familias entregan por
motivos económicos.

"La relación entre María y Anastasia es
muy fuerte. Uno podría decir que no hay una razón
por la que Anastasia deba estar lejos de su madre. Pero es muy
difícil para la madre llevársela, cuando no sabe si
va a tener trabajo en los próximos días", dice
Sifnyos.

Acto de violencia

En el pasado SOS Children's Villages recibía
niños porque sus familias no podían cuidarlos por
problemas de drogas y alcoholismo. Hoy, el motivo es la
pobreza.

Smile of a Child, otra ONG, también solía
recibir niños víctimas de abusos y negligencia.
Ahora, el foco está puesto en los destituidos de
Atenas.

Stefanos Alevizos, psicólogo de la
organización, dice que cuando un padre entrega a su hijo,
éste siente que se le derrumban todas sus
estructuras.

"Viven la separación como un acto de violencia,
porque no pueden entender las razones por las que los abandonan",
explica el experto.

Pero para Sofia Koui, de Smile of a Child, la tragedia
radica en que aquellos padres que entregan a sus niños
son, a veces, quienes más quieren a sus hijos.

"Es muy triste ver cómo sufren, pero saben que es
lo mejor, al menos en este momento", añade.

El Padre Antonios no coincide con Koui.

"Estas familias serán juzgadas por abandonar a
sus hijos", sentencia.

"Nosotros podemos brindarles alimentos y un techo, pero
la verdad es que lo que más necesitan los niños es
sentir el amor de su padres".

Los nombres de los niños fueron cambiados para
proteger sus identidades.

"Un reciente estudio del centro de
investigación Pew reveló que el 54% de los latinos
entrevistados en Estados Unidos considera que la crisis
económica que comenzó en 2007 los afectó
más a ellos que a otros grupos poblacionales del
país"…
Hispanos de EEUU aseguran que les
tocó lo peor de la crisis económica (BBCMundo.com –
26/1/12)

Una proporción alta de los 1.220 adultos hispanos
encuestados reportaron que algún miembro de su hogar
estuvo desempleado el último año (59%); que sus
finanzas personales están en una condición
"aceptable" o "pobre" (75%) o que no pueden pagar su hipoteca
(28% de los latinos que son dueños de una
casa).

Los latinos conforman el 16% de la población de
Estados Unidos y habitualmente tienen peores indicadores que el
resto de estadounidenses cuando se mide el bienestar
económico.

"El proyecto de presupuesto para 2013 anunciado este
lunes por Barack Obama apunta a que los ricos tributen
más, en un claro guiño a la clase media. Esto no
puede sorprender ya que es esta franja de la población la
que se ha visto más afectada en los últimos
años. De hecho, un buen número pasó a
engrosar el grupo de 47 millones de estadounidenses que viven
bajo la línea de pobreza, según datos
oficiales"…
Las villas miseria de Estados Unidos, el
país más rico del mundo (BBCMundo.com –
14/2/12)

El desempleo en Estados Unidos no llega a los niveles
astronómicos de la década de los 30 pero,
exceptuando un pico en 1982, no había sido tan alto desde
la época de la Depresión. Hoy hay 13 millones de
desempleados; es decir, tres millones más que cuando Obama
fue elegido.

Una de las caras más duras de estas cifras es que
unas 5.000 personas, según estimaciones, han tenido que
irse a vivir a tiendas de campaña que se han desparramado
por el país. O porque no tienen trabajo, o porque sus
ingresos no alcanzan para pagar un techo, estos ciudadanos han
tenido que encontrar una solución -por llamarlo de alguna
manera- para sí y sus familias.

El campamento más grande está ubicado en
Pinella's Hope, en el estado de Florida, una región mucho
más conocida por el colorido de Disney World. Está
hecho de prolijas hileras de tiendas desplegadas a lo largo y a
lo ancho de una parcela de 52.000 metros cuadrados.

Clase media perdida

Una organización católica es la encargada
de organizar el campamento y se ha ocupado poner algunos
servicios a disposición de los habitantes. Cosas tan
cotidianas como máquinas para lavar la ropa, computadoras
o teléfonos.

Muchos de los campamentos están organizados y
celebran reuniones para dividir los quehaceres diarios y acordar
normas de convivencia comunitarias. Para algunos con pocas
perspectivas de encontrar pronto un trabajo, las carpas se han
convertido en hogares semipermanentes.

Un buen número de ellos son personas que muy
recientemente vivían vidas confortables típicas de
la clase media. Ahora apoyan sus cabezas en almohadas manchadas
por el moho, al igual que las colchas con las que se cubren.
"Literalmente refregábamos nuestra cara sobre el moho al
irnos a dormir cada noche", explica al programa Panorama de la
BBC Alana Gehringer, una de las residentes de otro campamento,
situado en el estado de Michigan.

Este otro reducto de los que se han quedado sin un techo
está ubicado al costado de la carretera en el
límite de del poblado de Ann Arbor. Son alrededor de 30
carpas armadas en medio del bosque.

Las condiciones de vida no son precisamente
higiénicas. No hay baños. La electricidad
sólo está disponible en la carpa comunitaria donde
los residentes se juntan alrededor de una estufa de madera para
calentarse cuando llega el invierno.

El hielo se acumula en los techos de las tiendas y la
lluvia, habitualmente, se filtra para caer sobre el rostro de
quienes viven dentro.

Este campamento está dirigido por los propios
residentes, aunque también cuenta con la ayuda de una ONG.
Y organizarse no es fácil, ya que cada vez tienen
más demanda de gente que quisiera encontrar refugio
allí.

No hay lugar

Reciben llamadas del hospital, de la policía
local y del refugio de indigentes del pueblo. Todos quieren saber
si pueden enviar gente.

"Ayer a la noche, por ejemplo, recibimos una llamada
diciendo que había seis personas para las que no
había sitio en el refugio de indigentes y esperaban que
pudiésemos ubicarlos. Siempre recibimos llamados a las 9 o
10 de la noche", explica Brian Durance, uno de los organizadores
del campamento.

La situación que se vive en estos pueblos de
Florida y Michigan se reproduce en muchos otros lugares. Estos
campamentos se han desparramado por 55 ciudades de Estados Unidos
y representan una cruda realidad económica y social del
país.

Esta semana, Obama presentó los últimos
presupuestos. "Esto no es una lucha de clases. Esto se trata del
bienestar de la nación", dijo en su alocución.
Desde la oposición lo tildaron de populista por focalizar
la presión fiscal sobre los más ricos. Pero
él repitió el mismo mensaje que ya había
dado en el discurso sobre el estado de la Unión: "queremos
que todos tengan una oportunidad justa".

"Es un presupuesto dirigido directamente al
corazón de la clase media", explica a BBC Mundo Michael
Linden, director de política impositiva y presupuestaria
del Centrefor American Progress.

"Se trata de hacer elecciones justas que beneficien no
sólo a la gente que le ha ido fantásticamente bien
en las últimas décadas, sino también a la
clase media", expuso Obama.

Y remató su defensa de los presupuestos con una
frase que calza perfecto en esta problemática
estadounidense de los que viven en campamentos en las afueras de
las ciudades.

Obama mencionó a "aquellos que luchan por entrar
en la clase media". En Pinella's Hope, Ann Arbor y otras 55
ciudades de la Unión además de gente que quiere
entrar, hay gente que quiere regresar, porque la crisis la ha
echado.

"Claudia Méndez se fue de su casa
después de que sus compañeros de escuela, cansados
de verle el cuerpo lleno de moretones, la alertaran sobre las
redes de asistencia social que podían hallarle un hogar
sustituto"…
Estados Unidos: la crisis de los hogares
sustitutos para niños latinos (BBCMundo.com –
16/2/12)

Tenía, según cuenta, un pasado de abusos
"físicos y mentales".

"Decidí que era mejor alejarme de mi familia
porque había una violencia constante y descontrolada.
Nunca tuvimos una relación agradable con mi mamá y
sus esposos no fueron buena gente", señala la joven, en
diálogo con BBC Mundo.

Hoy tiene 21 años y su camino por los vericuetos
del sistema estadounidense de hogares de guarda -como se llama a
las familias que reciben a menores para hacerse cargo de su
custodia- comenzó a los 16. En San Francisco, donde se
instaló su madre biológica cuando llegó de
El Salvador, le dieron a elegir entre ingresar a un instituto o
mudarse con una familia "postiza": ella eligió lo segundo
y se fue sin más ropa que la puesta.

Tuvo que aprender a conocer la ciudad. Cuenta que su
madre era muy estricta y casi no la dejaba salir, así que
sus amigos le enseñaron cómo tomar el bus o llegar
hasta la escuela, dónde hacer las compras o conseguir
empleo: tuvo cuatro mientras aún estaba en la
secundaria.

"He tenido mis amistades que son como mi familia, pero
al mismo tiempo me he tenido que cuidar yo sola ya que las
señoras con que viví no eran muy responsables que
se diga", dice Méndez.

Su caso ilustra la crisis que golpea al sistema desde
adentro: cada vez hay más niños de origen hispano
que pasan de sus hogares de sangre a los de terceros bajo el
modelo de "cuidado sustituto" (foster care, en
inglés).

Más latinos

Las estadísticas indican que hay medio
millón de menores en estos hogares de guarda o crianza. Y
aunque el número ha descendido en los últimos dos
años, la proporción de niños hispanos se ha
movido en sentido contrario.

Previsiblemente, en los estados con mayores
índices de población migrante el problema es
más notorio. A la cabeza está Nuevo México,
donde los hispanos son 59% del total de menores con familias de
reemplazo, según datos de 2009 del programa nacional Kids
Count.

California queda segundo en la lista. Aquí, los
latinos son la mitad de unos 58.000 niños asignados a
estos hogares y en algunos condados la brecha es aún
mayor: en Santa Clarita, por caso, el índice se eleva a
61,4%, según el recuento de la Universidad de California
en Berkeley.

Así las cosas, varios legisladores estatales se
han propuesto trabajar para reformular el modelo de foster
care.

"Hay dos aspectos para atender: primero, tenemos que
encontrar cómo proveer mejores servicios para quienes ya
están dentro del sistema. Luego, tenemos que delinear
estrategias de intervención y educación para
reducir el número de niños latinos que ingresa cada
año", indicó a BBC Mundo el asambleísta
californiano Jim Beall, que lidera el comité especial
sobre hogares de crianza.

Barreras culturales

Tal como funciona hoy, los hogares sustitutos se
presentan como opción después de probar que un
menor está en situación de vulnerabilidad, lo cual
se avala -por ejemplo- con denuncias de terceros o reportes de
autoridades escolares.

"Se ven desde casos de violencia doméstica,
consumo de drogas por parte de los padres o abuso sexual
intrafamiliar hasta casos en los que los padres no se pueden
ocupar porque tienen tres empleos o no pueden mantenerlos",
señaló Beall.

Tras la investigación del caso, los asistentes
sociales y los tribunales establecen un "plan de
evacuación" para el niño. A diferencia de la
adopción, el trámite es acelerado y la custodia
puede darse con carácter temporario, en algunos casos
sólo por meses.

A la hora de asignar un hogar, los lineamientos del
programa indican que se deberá hallar uno que sea
compatible con el contexto sociocultural del menor, para hacer
menos traumática la experiencia del traspaso.

Pero, en este sentido, los niños latinos no
corren con ventaja.

"Las diferencias culturales resultan gravísimas
para ellos. Empiezan muchas veces con el mismo sistema de
asistencia oficial, donde algunos asistentes no hablan
español y evalúan a familias que a su vez no hablan
inglés", reveló el parlamentario.

Nueva familia

Sin embargo, las autoridades destacan que el principal
problema es la casa de destino: entre quienes postulan para tener
menores a cargo -lo que se compensa con un subsidio
gubernamental- se cuentan muy pocas familias latinas.

¿El resultado? Quienes salen forzados del
núcleo familiar deben insertarse en un contexto que les
resulta completamente extraño.

"A mí me pasó que no estaba comiendo las
comidas con las que crecí y me sentía deprimida. No
quería ir a La Misión (barrio latino de San
Francisco) por miedo a encontrarme con mi mamá, así
que no comía nada. Y eso me pasó a mí que
crecí en Estados Unidos y hablo inglés, no me
imagino cómo será para chicos que no hablan",
relata Méndez.

Hasta llegar a la mayoría de edad, ella
cambió de casa seis veces, alternando entre hogares
asignados y casas de amigos donde le daban cobijo por
temporadas.

"El sistema está bien, pero falta más
investigación sobre si los niños se van a sentir
bien o no en una casa determinada", señala la joven, que
hoy trabaja dando clases de "habilidades de la vida" a menores
hispanos albergados en casas de guarda.

Detrás de las cifras

Ahora, ¿por qué los latinos son cada vez
más en el sistema?

Los expertos apuntan a la realidad económica de
este grupo étnico, que exhibe indicadores de bienestar
peores a los de otros sectores de la sociedad y, según un
estudio reciente del Centro Pew, se reconoce como el más
afectado por la crisis económica iniciada en
2007.

La pobreza y la falta de empleo estable han llevado a
familias a dispersarse y, en ciertos casos, a dar a sus hijos
temporariamente en guarda.

"Pero no es la única causa. Muchos de los
niños que están en el sistema tienen padres en
prisión o han nacido de madres muy jóvenes: estas
son problemáticas que se ven en las familias latinas en
mayor grado que en otros grupos", indica Beall.

La falta de documentos de residencia legal
también su impacto: por un lado, porque impide que muchas
familias accedan a programas oficiales de ayuda oficiales que
permitirían evitar la entrega de hijos a
terceros.

Pero, además están las deportaciones de
"sin papeles". Al momento, más de 5.000 niños
residen en hogares sustitutos después de que las
autoridades federales expulsaran o detuvieran a sus
progenitores.

Según un reporte del Centro de
Investigación Aplicada (ARC, en inglés), los hijos
de inmigrantes deportados son los que probablemente queden dentro
del sistema de guarda por periodos más prolongados que el
resto de los menores.

"El drama de miles de padres y madres
centroamericanos expulsados de EEUU tras ser obligados a
separarse de sus niños nacidos en este país y, por
tanto, con ciudadanía norteamericana"…

Deportadas sin sus hijos (El País –
26/2/12)

Miles de mujeres acorraladas por la miseria y
abandonadas por sus parejas han cruzado México y
Centroamérica durante el último decenio en busca de
una vida mejor en Estados Unidos. Han arriesgado sus vidas, se
han sometido o enfrentado a todo tipo de depredadores (los
mareros y sus pandillas, los coyotes que las pasaban de un
país al otro por dinero o sexo, los oficiales de
inmigración que sacaban su tajada). Después, muchas
de ellas han acabado siendo detenidas y repatriadas a la fuerza,
tras ser obligadas a dejar en Estados Unidos a sus hijos nacidos
en este país porque así lo han decidido los
jueces.

Estos miles de mujeres han soportado cuanto había
que soportar o escaparon de lo que pudieron escapar para
atravesar la frontera y el desierto hasta llenar fábricas
y talleres de ciudades del interior de Estados Unidos. Se han
convertido así en miembros de una sacrificada
legión que alimentaba a sus familias con remesas de
dólares extraídos de sus magros
salarios.

Pese a que se hicieron invisibles, muchas de estas
mujeres cayeron en las redadas de la policía inmigratoria
y fueron encarceladas. Algunas, condenadas por delitos federales,
cumplieron penas de prisión; otras fueron llevadas a la
frontera y terminaron de vuelta en el país del que
habían partido, más desposeídas que al
comienzo de la travesía.

Al final solo cargaban los traumas y las deudas con los
coyotes. Pero eso no era lo peor. La deportación les
había sustraído algo más valioso: a sus
hijos, nacidos en Estados Unidos y ciudadanos legítimos de
ese país. Jueces norteamericanos de varios Estados
habían concluido que esas madres latinoamericanas eran
malas madres y que los niños estarían mejor con una
buena familia norteamericana, se los habían quitado y los
habían entregado en adopción.

No eran pocas y, se temía, serían muchas
más. Una estimación -"conservadora", según
sus autores- del Applied Research Center (ARC), un centro que
abogaba por la justicia racial, afirmaba que al menos 5.100
niños vivían en 2011 en hogares sustitutos porque
sus padres estaban detenidos o han sido deportados. De acuerdo
con sus proyecciones, podría haber otros 15.000
niños en la misma situación en los próximos
cinco años. Un estudio nacional conjunto del Urban
Institute y el Consejo Nacional de la Raza de 2009 reveló
que "por cada dos inmigrantes detenidos, un niño es dejado
atrás". Alrededor de cinco millones de niños
residentes en Estados Unidos tenían al menos un padre
indocumentado, según detalló el Urban
Institute.

El poder norteamericano, republicano o demócrata,
parecía indiferente a su suerte. Aunque el Gobierno de
Barak Obama puso fin a las redadas masivas que se hicieron
costumbre durante el mandato de George W. Bush (2000-2008), el
número de deportaciones continuaba en aumento. En 2011
hubo un récord de 397.000 inmigrantes deportados y una
cifra similar de detenidos. En los primeros seis meses, el
Gobierno federal echó a más de 46.000 madres y
padres de niños con ciudadanía norteamericana,
según el ARC.

Pero no estaban completamente solas. Dos mujeres
guatemaltecas, María Luis y Encarnación Bail
Romero, se convirtieron en casos emblemáticos, por cuyos
derechos peleaba una alianza de activistas y abogados, muy
consciente de que estaba en juego la suerte de decenas de
miles.

María Luis y Encarnación provenían
de distintas regiones del país más peligroso del
mundo para las mujeres -695 fueron asesinadas en Guatemala en
2010; otras 646 entre enero y noviembre de 2011- y se asentaron a
mil kilómetros de distancia una de otra, en dos Estados
igualmente distintos de Estados Unidos. Sus peripecias, sin
embargo, resultaron parecidas. Sus historias de penuria,
traición, pérdida, lucha y esperanza han sido
reconstruidas aquí basándose en los expedientes
judiciales de sus casos (que incluyen sus relatos) y a
entrevistas con sus abogados, activistas por los derechos de los
inmigrantes, académicos, diplomáticos guatemaltecos
y otros expertos.

María Luis partió en 1997, embarazada, de
Joyabaj, en la región de Quiché, la más
devastada por el genocidio contra los indígenas durante la
guerra civil guatemalteca (1969-1996). Dejó otros dos
hijos al cuidado de su familia y, tras los rigores del viaje
clandestino, llegó a Grand Island, en Nebraska, un destino
común para otros inmigrantes (en 2010, de 48.520
habitantes, un 26% era de origen latino). Consiguió
trabajo en una empresa frigorífica.

En 1998 alumbró a Daniel. Cinco años
pasaron. Llegó la noticia de que la madre de María
estaba al borde de la muerte en Joyabaj. María dejó
a Daniel con un pariente en Nebraska y viajó a Guatemala a
ver por última vez a su madre. Regresar a Estados Unidos
le llevó un año entero: pagó a un coyote y
enfrentó por segunda vez la horrenda travesía por
México. Cuando llegó a la frontera con Arizona,
estaba embarazada otra vez.

Angélica nació prematura en el desierto de
Arizona. Llegó enferma a Grand Island, tres semanas
más tarde, en febrero de 2004. Pasó un año
entrando y saliendo de hospitales, sin que los médicos
dieran con un diagnóstico; luego se sabría que
tenía asma. María no entendió ni el
diagnóstico ni las instrucciones sobre cómo tratar
a Angélica: no sabía leer ni escribir, no hablaba
inglés y el español era su segundo idioma
después del quiché, un dialecto maya.

En 2005, un vecino la denunció por abuso
infantil. Un policía en la puerta es la pesadilla de todo
inmigrante irregular. María mintió: dio otro
nombre. Pero el policía descubrió la mentira y la
arrestó por obstrucción a la justicia. María
terminó en prisión. Sus hijos, ciudadanos
norteamericanos, quedaron en poder del Departamento de Servicios
Humanos y de Salud de Nebraska.

El sistema de justicia familiar de Nebraska le era tan
ajeno como el espacio exterior. La corte le asignó un
defensor de pobres y ausentes que no hizo mucho. María
siguió presa hasta ser deportada a Guatemala en junio de
ese mismo año (2005). Como fue deportada, no estuvo
presente en las audiencias en las que se trató la
situación de sus hijos; y como no estuvo presente, el juez
resolvió quitárselos.

"La situación de inmigrante indocumentada es, sin
duda, muy riesgosa, y este caso parecería ser un ejemplo",
evaluó el juez. Los niños, agregó, nunca
habían vivido fuera de Estados Unidos, la cultura
guatemalteca les resultaba ajena porque nunca habían
estado en Guatemala… Y María no podía darles una
buena educación porque ella misma no había pasado
de primer grado; además, ya había abandonado a
otros dos hijos en Guatemala al emigrar. El juez envió a
los niños con una familia que pedía
adoptarlos.

María fue deportada y volvió a Joyabaj. De
vuelta al comienzo. El juez la dejó hablar con sus hijos
por teléfono una vez al mes, pero le negó permiso
para conocer el número al que llamarlos. María
tenía que esperar que le telefoneara a ella la familia que
los tenía en custodia.

En abril de 2009, The New York Times denunció que
el Estado estaba quitando sus hijos a María y a otras
inmigrantes centroamericanas. Entonces, la suerte de María
comenzó a cambiar. Un poderoso bufete de abogados, DLA
Piper, se hizo cargo de su caso. El 26 de junio, la Corte Suprema
del Estado de Nebraska permitió a María apelar. Era
un triunfo inédito, porque hasta entonces el Estado
federal impedía a los deportados volver a ser oídos
en un tribunal norteamericano aun cuando en sus casos se
apreciaran injusticias flagrantes. En julio de 2009, la corte
dictaminó que María debía conservar a sus
hijos. Poco más de un año pasó hasta que, en
agosto pasado, Daniel y Angélica -para entonces, de 12 y 5
años- volvieron con María. Pero en Joyabaj. El
Gobierno estadounidense le negó permiso para quedarse y
María volvió adonde había empezado, con dos
pequeños ciudadanos norteamericanos a su cargo.

Encarnación Bail Romero emigró en 2006 de
Guatemala a Carthage (Misuri), donde ya vivían un hermano
y una hermana y de donde ella misma había sido deportada
un año antes. Consiguió trabajo en una empresa de
pollos congelados. Enviaba a su familia en Guatemala, con los que
dejó dos hijos pequeños, el dinero que
podía. En octubre de 2006 nació en Carthage su
tercer hijo, Carlos.

El 22 de mayo de 2007, agentes del servicio migratorio
entraron en la empresa y detuvieron a más de cien
indocumentados. Encarnación estaba entre ellos, bajo el
nombre y el número de Seguridad Social de otra persona.
Fue detenida por suplantación de identidad (según
un estatuto federal luego derogado por la Corte Suprema) y
enviada a un centro de detención en Nuevo México, a
1.300 kilómetros de distancia.

El defensor que le fue asignado no hablaba
español y Encarnación no hablaba inglés.
Mediante intérprete, le dio un mal consejo que ella
aceptó: declararse culpable y pasar dos años en
prisión. Luego se quedó sin representación
legal, porque su abogado fue condenado por violencia
doméstica.

Carlos, de siete meses, había quedado en casa del
hermano de Encarnación. Durante semanas, ella no pudo
comunicarse con él o con su hermana. Primero debió
averiguar adónde había sido llevada; luego no la
dejaban hablar por teléfono; cuando se lo permitieron, la
llamada era costosa (tres dólares el minuto) que no
podía pagarla, y sus hermanos se negaban a aceptar la
conferencia a cobro revertido. Entretanto, Carlos pasaba de una
casa a otra. El hermano de Encarnación dijo que no
podía cuidarlo y lo entregó a su hermana. Esta, que
tenía sus propios hijos y trabajaba largas jornadas, lo
dejó con los Velazco, pastores de una iglesia evangelista
local, que se ofrecieron a hacer de canguros gratis. El
pequeño Carlos comenzó a pasar más tiempo
con los Velazco, primero de lunes a jueves y luego también
los fines de semana.

Encarnación llevaba cuatro meses presa cuando su
hermano fue a buscar a Carlos, pero los Velazco le dijeron que el
Estado se lo había quitado. No era cierto: habían
resuelto que el bebé estaría mejor con Seth y
Melinda Moser, un matrimonio joven que no podía tener
hijos. Los Moser iniciaron los trámites para adoptar al
chiquillo.

Encarnación, en la cárcel, lo ignoraba
todo. Cuando pudo finalmente hablar con su hermana, esta le dijo
que Carlos estaba bajo custodia del Estado.

En medio de este trance la visitó Laura
Davenport, especialista en desarrollo infantil para el distrito
escolar de Carthage. Davenport hablaba español y en el
pasado le había ayudado a conseguir una cuna para Carlos
-antes dormía con Encarnación en el suelo– y leche,
que el Estado daba gratis, pero que Encarnación no
podía conseguir porque no se atrevía a registrar
formalmente el nacimiento de Carlos. Encarnación
pidió a Davenport que la ayudara a recuperar a su hijo.
Davenport replicó que debía entregarlo en
adopción porque no era una madre conveniente: era pobre y
sería enviada a Guatemala, ese país miserable en el
que no había futuro para el niño. Con una familia
de clase media norteamericana, Carlos tendría todo lo que
ella no podía darle. Encarnación insistió en
que no podía separarse de su hijo, pero Davenport se
negó a ayudarla.

David Dally, el juez que debía decidir sobre
Carlos, pensaba como Davenport. En octubre de 2008, durante una
audiencia de 106 minutos a la que Encarnación no pudo
asistir porque seguía presa y donde nadie habló en
su nombre, Dally resolvió que ella no tenía derecho
a ser madre porque había "abandonado" a su bebé.
"Su estilo de vida, entrando ilegalmente y delinquiendo en este
país, no puede proveer estabilidad alguna para un
niño", sentenció. "Un niño no puede ser
educado de este modo: siempre en escondites o en fuga", agregaba.
El juez resolvió que Encarnación no tenía
nada para ofrecer: "En el futuro, no podrá proveerle
comida, ropa ni un refugio adecuado". En cambio, los Moser,
dueños de una pequeña empresa, con más
ingresos que gastos, con tiempo para pasar con el niño,
recursos para pagarle una babysitter y darle cobertura
médica, eran padres ideales.

Al recibir la noticia, Encarnación logró
que las autoridades del penal alertaran a la Embajada de
Guatemala, donde ya estaban al tanto de la explosión de
casos similares. Con la ayuda de la Embajada, de activistas y del
reportaje de The New York Times, Encarnación
consiguió los mismos abogados que María: Omar
Riojas y Christopher Huck, de DLA Piper. En enero de 2011, la
Corte Suprema de Misuri dictaminó que el trámite
había sido tan flagrantemente injusto que debía
concederse a Encarnación un nuevo juicio. Este
comenzará el 28 de febrero, y está previsto que las
audiencias duren cuatro días. Al final, el tribunal
decidirá si Carlos debe o no volver con su madre. Los
argumentos de la Corte Suprema hacen pensar que así
será, pero el desenlace está aún
pendiente.

Encarnación recibió permiso para quedarse
en la ciudad de su hijo mientras espera el fallo. Davenport, la
asistente que la traicionó, fue despedida por haber
mentido -había dicho que iba a ver a la madre presa para
ayudarla- y por haber hecho lobby en favor de los Moser. Estos
llevan adelante una campaña para conservar al niño,
que ya tiene cinco años, se llama a sí mismo
Jamison y no tiene recuerdo de otra familia.

Estas historias personales forman parte de una historia
colectiva que las excede. Su efecto, afirma Deborah Anker,
directora del Programa de Inmigración y Refugiados de la
Universidad de Harvard, será "similar al que tuvo la
época de la esclavitud en Estados Unidos". "La comunidad
afroamericana", añade, "fue dañada gravemente por
la ruptura de la unidad familiar cuando los esclavos eran
vendidos sin que se tuviera en cuenta su situación
familiar. Los efectos reverberaron en el futuro; aún lo
hacen en el presente. Las familias están siendo
destruidas, y las comunidades, despedazadas".

Tras
décadas de arrogancia del Primer mundo

Todo lo sucedido durante el segundo semestre de 2011 y
el primer trimestre de 2012, confirma una nueva asimetría
global. Atrapados entre una inseguridad financiera nunca antes
vista y un sombrío panorama económico, los
países ricos de la OCDE y sus clases medias temen la
pérdida de poder geopolítico y el descenso en la
escala social. Pero en gran parte de Asia, África y
América Latina reina el optimismo.

En las economías emergentes, en tanto, se ha
visto al orgullo manifestarse, a veces, como un exceso de
confianza, que no está exenta (tras décadas de
arrogancia del Primer Mundo) de cierto matiz de Schadenfreude
(alegría del mal ajeno).

El final de la guerra fría (caída del muro
de Berlín, implosión de la Unión
Soviética…) dio paso a una nueva economía
global en la que muchos países en desarrollo comenzaron a
adoptar modelos de crecimiento basados en las exportaciones, lo
que los convirtió en proveedores de materias primas y
artículos domésticos para los países
industrializados. El éxito (parcial, a mi juicio) de esta
nueva economía fue innegable: entre finales del siglo XX e
inicios del XXI salieron de la pobreza más personas que en
los dos siglos anteriores. Además, los países de la
OCDE se enriquecieron, ya que la importación de bienes y
servicios baratos fortaleció su poder
adquisitivo.

Pero este modelo debilitó las estructuras
sociales de los países ricos, al ampliar las desigualdades
y excluir del mercado laboral a una proporción cada vez
mayor de su población (por ello lo de éxito
"parcial", o "bipolar" si se quiere). También es
responsable de los desequilibrios financieros en los que estamos
atrapados, ya que para contrarrestar los efectos del aumento de
la desigualdad y el freno al crecimiento, los países de la
OCDE impulsaron el consumo a través del endeudamiento,
tanto público (lo que llevó a la crisis de deudas
soberanas de Europa) como privado (factor que contribuyó a
la crisis de las hipotecas subprime en los Estados
Unidos).

Esto hubiera sido imposible si los principales
proveedores de energía y productos manufacturados para los
países de la OCDE no se hubieran convertido, con el
tiempo, en sus acreedores. En lo que constituye un notable giro
de la historia, ahora los pobres del mundo financian con sus
grandes reservas de divisas a los ricos. De hecho, la hipertrofia
actual del sector financiero internacional refleja, en gran
medida, el intento de reciclar el superávit cada vez mayor
de los mercados emergentes para contener el déficit
rampante de los países ricos.

"Estos problemas eran en parte el resultado de una
amnesia. No había recuerdos de una crisis extrema,
ningún recuerdo de lo que puede suceder cuando un
país permite que grandes cantidades de riesgo se acumulen
fuera de las barreras de protección que requieren todas
las economías…

Se había desarrollado un enorme sistema bancario
en las sombras sin regulación significativa, que usaba
billones (millones de millones) de dólares en deuda a
corto plazo para financiar actividades financieras inherentemente
riesgosas. Los mercados de derivados crecieron a más de
US$ 600 billones, con poca transparencia o supervisión. La
deuda de los hogares aumentó a un alarmante 130% de los
ingresos, y una enorme porción de esos préstamos se
originaron con poca o ninguna supervisión y débiles
protecciones para el consumidor.

El fracaso en modernizar el sistema de
supervisión financiera antes de que se presentaran los
problemas es el motivo más importante por el que esta
crisis fue más severa que cualquier otra desde la Gran
Depresión, y por el que fue tan difícil apagar el
incendio de la crisis. La inhabilidad de implementar reformas
rápidamente fue la razón por la que la crisis
causó una caída del producto interno bruto a una
tasa anual de 9% en el último trimestre de 2008; el motivo
por el que millones de estadounidenses perdieron sus empleos,
hogares, empresas y ahorros; la razón por la que el
mercado de la vivienda aún está lejos de la
recuperación; y explica por qué nuestra deuda
nacional ha crecido de forma tan significativa"… La
amnesia de la crisis financiera (Tim Geithner, Secretario del
Tesoro de los EEUU – The Wall Street Journal –
6/3/12)

La banca central se ha convertido en una industria
global en crecimiento. Pero no es sólo el tamaño de
los balances lo que ha cambiado: también lo ha hecho su
composición. Con unos tipos de interés cercanos a
cero, los bancos centrales de EEUU, Reino Unido, Japón y
la eurozona han inyectado dinero en el sistema
financiero.

Pero cada uno de ellos ha escogido un método
distinto -y afrontarán distintos retos cuando intenten
reducir su tamaño de nuevo-. La expansión de los
balances ha sido asombrosa: los activos combinados de los cuatro
bancos centrales ascenderán a 9 billones de dólares
(6,8 billones de euros) a finales de marzo (2012), frente a 3.500
millones hace cinco años, según Deutsche
Bank.

El balance del Banco Central Europeo, de 3 billones de
euros (3,93 billones de dólares) es el mayor en
relación a la economía, y asciende al 32% del PIB
nominal de la eurozona, seguido del Banco de Japón (BOJ)
con el 24%, el Banco de Inglaterra (BOE) con el 21% y la Reserva
Federal de EEUU con el 19%. El balance del BOE ha sido el que
más rápido se ha expandido durante la crisis,
multiplicando por más de tres su tamaño a 321.000
millones de libras (385.000 millones de euros).

Pero el cambio en la composición y el perfil de
vencimiento de los balances ha sido igual de notable. En enero de
2007, la Fed tenía 779.000 millones de dólares en
bonos del Tesoro estadounidense, de los cuales el 52%
vencía en un plazo inferior a un año y sólo
el 19% a más de cinco años. Ahora, atesora 1,65
billones de dólares en bonos, de los cuales el 57% vence
en más de cinco años. De los 255.000 millones de
libras de deuda del BOE, el 72% tiene vencimientos superiores a
cinco años, de los que el 26% supera los 20
años.

El BCE ha optado por los préstamos a los bancos.
De los 450.000 millones de euros en enero de 2007, casi todos
préstamos a una semana, su exposición ha aumentado
a un billón de euros de créditos a tres
años.

Por tanto, aunque ha comprado 284.000 millones de euros
de bonos públicos y cubiertos, el vencimiento en conjunto
de sus activos se inclina hacia los préstamos bancarios
con vencimientos más cortos. Sin embargo, el BCE
está asumiendo un mayor riesgo crediticio que el BOE o la
Fed, por los colaterales que está aceptando, incluso con
unas importantes quitas. A través de su último
programa valorado en 65 billones de yenes (609.600 millones de
euros), el BOJ ofrece préstamos y compra deuda
pública nipona y otros activos, aunque hasta ahora se ha
centrado en la compra de bonos a dos años.

Según los datos disponibles al 6/3/12, el balance
del Banco Central Europeo sobrepasó los 3 billones
(millones de millones) de euros luego que la institución
inundara, por segunda vez en un trimestre, a los bancos con
más de 500.000 millones de euros en préstamos
baratos, una señal del enorme riesgo que el banco ha
asumido en su lucha por contener los efectos de la crisis de
deuda de Europa.

La cifra que equivale a unos US$ 3,93 billones
representa un tercio del Producto Interno Bruto de la zona euro y
supera con creces los US$ 2,9 billones de la Fed, o 19% del PIB
de EEUU.

El balance del BCE ha crecido 50% desde que
decidió, en mayo de 2010, comprar bonos soberanos de
Grecia y otros miembros frágiles de la zona
euro.

(Estados Unidos) "Este año -ya son cuatro los
ejercicios consecutivos en que hemos pedido prestado más
de un billón de dólares para sostener el Estado-,
el déficit presupuestario superará los 1,3 billones
de dólares, el 8,7% del PIB. Si cree que eso suena mal, es
porque es malo. De hecho, solo dos países europeos, Grecia
e Irlanda, tienen un déficit superior.

En cuanto a nuestra deuda, supera los 15,3 billones de
dólares, equivalente al 102% del PIB. Solamente cuatro
países europeos tienen deudas superiores: Grecia, Irlanda,
Portugal e Italia. Esto quiere decir que nuestro Gobierno es
fiscalmente menos responsable que los de países como
Francia, Bélgica o España.

Si las cosas están mal ahora, en el futuro pueden
estar aún peor. Si a la deuda oficial añadimos las
obligaciones de pago de la Seguridad Social y Medicare en
concepto de pensiones y demás, en realidad debemos entre
72 y 137 billones (la primera cifra tiene en cuenta el ahorro en
el Medicare que según el Gobierno podría suponer el
Obamacare). O sea, entre un 480 y un estupefaciente 911% del PIB.
Aplicando los mismos baremos, la nación más
endeudada de Europa es Grecia, que debería el 875% del
PIB. O sea, sí, menos que nosotros. Francia, el segundo
peor país europeo en esta lista, debe sólo el 549%
del PIB. Incluso en el escenario más optimista, EEUU debe
más que paradigmas de la irresponsabilidad fiscal como
Irlanda, Italia, Portugal y España"… Estados Unidos: ya
somos como Europa (Michael D. Tanner – Libertad Digital –
12/3/12)

"Actualmente el mundo se ve sacudido por cambios
tectónicos casi demasiado numerosos para contarlos: la
crisis económica actual está acelerando la
degradación de la gobernación internacional y las
instituciones supranacionales y ambas cosas están
ocurriendo junto con un traslado en gran escala del poder
económico y político a Asia. Menos de un cuarto de
siglo después de que Francis Fukuyama declarara "el fin de
la Historia", parece que hemos llegado al amanecer de una nueva
era de conmoción social y geopolítica"… La era de
la democracia autoritaria (Sergei Karaganov – Project Syndicate –
7/3/12)

En primer lugar, la desigualdad social ha aumentado sin
cesar en Occidente en el último cuarto de siglo, gracias
en parte a la desaparición de la Unión
Soviética y, con ella, la amenaza del comunismo
expansionista. El espectro de la revolución había
forzado a las minorías dominantes occidentales a utilizar
el poder del Estado para redistribuir la riqueza e impulsar el
crecimiento de las clases medias leales, pero, cuando el
comunismo se desplomó en su núcleo
euroasiático, los ricos de Occidente, convencidos de que
ya no tenían nada más que temer, presionaron para
reducir el Estado del bienestar, con lo que la desigualdad
aumentó rápidamente. Resultó tolerable
mientras la tarta completa siguió ampliándose, pero
la crisis financiera mundial de 2008 puso fin a esa
situación.

En segundo lugar, en los quince últimos
años, centenares de millones de puestos de trabajo se
trasladaron a Asia, que ofrecía una mano de obra barata y
con frecuencia muy capacitada. Occidente, eufórico por su
victoria sobre el comunismo y su crecimiento económico
aparentemente imparable, no aplicó las reformas
estructurales necesarias (Alemania y Suecia fueron las escasas
excepciones). En cambio, la prosperidad occidental
dependía cada vez más de la deuda.

Pero la crisis económica ha vuelto imposible
mantener una buena vida con dinero prestado. Los americanos y los
europeos están empezando a entender que ni ellos ni sus
hijos puedan dar por sentado que serán más ricos
con el tiempo.

Ahora los gobiernos afrontan la difícil tarea de
aplicar reformas que afectarán con mayor dureza a la
mayoría de los votantes. Entretanto, no es probable que la
minoría que se ha beneficiado financieramente en los dos
últimos decenios abandone sus ventajas sin
luchar.

El modelo del capitalismo occidental, propio de una
sociedad basada en una prosperidad casi universal y en la
democracia liberal, parece cada vez más ineficaz en
comparación con la competencia. Las clases medias de los
países autoritarios pueden presionar a sus dirigentes en
pro de una mayor democracia, como en Rusia, pero es probable que
las democracias occidentales se vuelvan también más
autoritarias.

– La trampa de la desigualdad (Project Syndicate –
8/3/12) Lectura recomendada

(Por Kemal Dervis)

Washington, DC.- A medida que crece la evidencia de que
en todas partes del mundo está aumentando la desigualdad
de los ingresos, el problema recibe una mayor atención de
los académicos y responsables del diseño de
políticas. Por ejemplo, en los Estados Unidos, la
participación en los ingresos del 1% de la
población que más gana se ha más que
duplicado desde los años setenta, pasando de un 8% del PIB
anual a más del 20% en fechas recientes, un nivel que no
se había alcanzado desde los años
veinte.

Si bien hay razones éticas y sociales para
inquietarse por la desigualdad, éstas no tienen una fuerte
relación con la política macroeconómica per
se. Esa relación se observó en los primeros
años del siglo XX: algunos señalaban que el
capitalismo tendía a generar una debilidad crónica
de la demanda efectiva debido a la concentración creciente
del ingreso que conducía a una superabundancia de ahorros
porque los excesivamente ricos ahorraban mucho. Esto
alimentaría "guerras comerciales" porque los países
tratarían de buscar más demanda en el
extranjero.

Sin embargo, a partir de los años treinta este
argumento desapareció porque las economías de
mercado de Occidente crecieron rápidamente en el periodo
posterior a la Segunda Guerra Mundial y la distribución
del ingreso se volvió más uniforme. Mientras
existiera un ciclo de negocios no aparecía una tendencia
perceptible hacia la debilidad crónica de la demanda. Las
tasas de interés de corto plazo, diría la
mayoría de los macroeconomistas, podrían
establecerse en un nivel suficientemente bajo como para generar
tasas razonables de empleo y demanda.

Sin embargo, ahora, cuando la
desigualdad está aumentando nuevamente, los argumentos que
relacionan la concentración del ingreso con los problemas
macroeconómicos se escuchan otra vez. Raghuram Rajan, de
la Universidad de Chicago, y ex economista en jefe del Fondo
Monetario Internacional, ofrece una explicación razonable
sobre la relación entre la desigualdad en el ingreso y la
crisis financiera de 2008 en su más reciente libro, Fault
Lines, que ha sido premiado.

Rajan argumenta que en los Estados
Unidos la enorme concentración del ingreso en los que
más tienen condujo a diseñar políticas
destinadas a promover el crédito insostenible en los
grupos de ingresos medios y bajos, mediante subsidios y
garantías de crédito en el sector de la vivienda y
una política monetaria laxa. También hubo una
explosión de deuda de tarjetas de crédito. Estos
grupos protegieron el aumento del consumo al que se habían
acostumbrado mediante un mayor endeudamiento. Indirectamente, los
más ricos, algunos de ellos fuera de los Estados Unidos,
ofrecieron créditos a los otros grupos de ingreso en donde
el sector financiero actuó, con métodos agresivos,
como intermediario. Este proceso insostenible se vio interrumpido
abruptamente en 2008.

Joseph Stiglitz y Robert Reich han hecho
argumentos similares en sus libros, Freefall y Aftershock,
respectivamente, mientras que los economistas Michael Kumhof y
Romain Ranciere han diseñado una versión
matemática formal de la posible relación entre la
concentración del ingreso y la crisis financiera. Mientras
que los modelos de base difieren, las versiones keynesianas hacen
hincapié en que si los muy ricos ahorran demasiado se
puede prever que el aumento constante de la concentración
del ingreso conducirá a un exceso crónico de
ahorros programados con respecto a la
inversión.

La política macroeconómica
puede servir para compensar mediante un gasto deficitario y tasas
de interés muy bajas. O, un tipo de cambio subvaluado
puede ayudar a exportar la falta de demanda interna. No obstante,
si la participación de los grupos de ingreso más
altos sigue aumentando, el problema seguirá siendo
crónico. Y en algún momento, cuando la deuda
pública haya crecido mucho como para permitir un gasto
deficitario continuo, o que las tasas de interés
estén muy cercanas a su límite inferior de cero, el
sistema se quedará sin soluciones.

Este argumento tiene una parte
contradictoria. ¿Acaso en los Estados Unidos el problema
era más bien que se ahorraba muy poco y no lo contrario?
¿No es cierto que el déficit sistemático en
la cuenta corriente del país refleje un consumo excesivo,
en lugar de una demanda efectiva débil?

El trabajo reciente de Rajan, Stiglitz,
Kumhof y Ranciere, y otros, explica la aparente paradoja: los de
los niveles muy altos de ingresos financiaron la demanda de
todos, que permitió altas tasas de empleo y
déficits elevados de la cuenta corriente. Cuando
estalló el problema en 2008, la expansión monetaria
y fiscal masiva impidió que el consumo de los Estados
Unidos se derrumbara. Sin embargo, ¿resolvió el
problema de fondo?

Aunque la dinámica que condujo a
una mayor concentración del ingreso no ha cambiado, ahora
ya no es fácil obtener créditos, y en ese sentido
es improbable otro ciclo de auge y crisis. Sin embargo, ello
genera otra dificultad. Cuando se les pregunta por qué ya
no están invirtiendo, gran parte de las empresas dicen que
se debe a una demanda insuficiente. ¿Pero cómo
puede haber una fuerte demanda interna si el ingreso se sigue
concentrando en los niveles superiores?

Es improbable que con la demanda de
consumo de bienes de lujo se resuelva el problema. Además,
las tasas de interés no pueden ser negativas en valores
nominales, y la deuda pública creciente puede inhibir cada
vez más la política fiscal.

Entonces, si la dinámica que
estimula la concentración del ingreso no se puede
revertir, los más ricos ahorran una gran proporción
de sus ingresos, los bienes de lujo no pueden estimular una
demanda suficiente, los grupos de más bajos ingresos ya no
pueden obtener créditos, las políticas monetaria y
fiscal han llegado a su límite, y el desempleo no se puede
exportar; la economía se puede estancar.

El temprano repunte de 2012 de la actividad
económica de los Estados Unidos se debe en mucho a la
política monetaria extraordinariamente expansiva y los
insostenibles déficits fiscales. Si se pudiera reducir la
concentración del ingreso como se hizo con el
déficit presupuestal, la demanda podría financiarse
con una amplia base de ingresos privados. Se podría
reducir la deuda pública sin temor a una recesión
porque la demanda privada sería más fuerte. La
inversión aumentaría a medida que las perspectivas
de demanda mejoran.

Este tipo de razonamiento es particularmente relevante
en el caso de los Estados Unidos, dada la magnitud de la
concentración del ingreso y los desafíos fiscales
por venir. Sin embargo, la gran tendencia hacia mayores
proporciones del ingreso en los que más tienen es global,
y las dificultades que puede representar para la política
macroeconómica no deberían seguir sin
atenderse.

(Kemal Dervis, ex ministro de Asuntos Económicos
de Turquía y director del Programa de las Naciones Unidas
para el Desarrollo, es vicepresidente y director del Programa de
Desarrollo y Economía Global de la Brookings Institution.
Copyright: Project Syndicate, 2012)

– Anteojeras de libre comercio (Project Syndicate –
9/3/12) Lectura recomendada

(Por Dani Rodrik)

Cambridge.- Recientemente dos colegas de Harvard me
invitaron a hacer una presentación especial en su curso
sobre globalización. "Tengo que decirte", uno de ellos me
advirtió de antemano, "que es un grupo que está
bastante a favor de la globalización". En el primer
encuentro, les había preguntado a los alumnos
cuántos de ellos preferían el libre comercio a las
restricciones a las importaciones; la respuesta fue más
del 90%. ¡Y esto fue antes de que se instruyera a los
alumnos sobre las maravillas de la ventaja
comparativa!

Sabemos que cuando se formula la misma pregunta en
encuestas reales con muestras representativas -no sólo
alumnos de Harvard- el resultado es bien diferente. En Estados
Unidos, los participantes están a favor de las
restricciones comerciales con un margen de dos a uno. Pero la
respuesta de los estudiantes de Harvard no fue del todo
sorprendente. Los participantes altamente capacitados y con un
mejor nivel de educación tienden a estar considerablemente
más a favor del libre comercio que los obreros. Tal vez
los estudiantes de Harvard simplemente votaron con sus propias
billeteras (futuras) en mente.

O quizá no entendían
cómo funciona realmente el comercio. Después de
todo, cuando me reuní con ellos, planteé la misma
pregunta desde otra perspectiva, haciendo hincapié en los
efectos probablemente distributivos del comercio. Esta vez, el
consenso a favor del libre comercio se evaporó -incluso
más rápidamente de lo que yo había
esperado.

Comencé la clase
preguntándoles a los alumnos si estaban de acuerdo en que
llevara a cabo un experimento mágico particular.
Elegí dos voluntarios, Nicholas y John, y les dije que
podía hacer desaparecer 200 dólares de la cuenta
bancaria de Nicholas -¡zas!- y, al mismo tiempo, que
aparecieran 300 dólares en la de John. Esta hazaña
de ingeniería social dejaría a la clase en su
conjunto con una ganancia de 100 dólares. ¿Me
dejarían llevar adelante este truco de magia?

Quienes votaron afirmativamente fueron
apenas una pequeña minoría. Muchos no estaban
seguros y un número aún mayor se
oponía al cambio.

Claramente los estudiantes no estaban cómodos
condonando una redistribución significativa de los
ingresos, aún si como resultado de eso la torta
económica crecía. ¿Cómo es posible,
pregunté, que casi todos ellos hubieran estado
instintivamente a favor del libre comercio, que involucra una
redistribución similar -de hecho, probablemente mayor- de
perdedores a ganadores? Parecían
desconcertados.

Imaginemos, dije a continuación, que Nicholas y
John tuvieran dos compañías pequeñas que
compiten entre sí. Supongamos que John se hizo 300
dólares más rico porque trabajó más,
ahorró e invirtió en mayor medida, y creó
mejores productos, dejando a Nicholas fuera del negocio y
ocasionándole una pérdida de 200 dólares.
¿Cuántos estudiantes ahora aprobaban el cambio?
Esta vez una vasta mayoría lo hizo -de hecho, todos
excepto Nicholas.

Planteé otras situaciones hipotéticas,
ahora directamente vinculadas al comercio internacional.
Supongamos que John había dejado a Nicholas fuera del
negocio porque había importado insumos de mejor calidad de
Alemania. O porque había externalizado la
producción en China, donde los derechos laborales no
están bien protegidos. O porque había contratado
trabajadores infantiles en Indonesia. El respaldo al cambio
propuesto cayó con cada una de estas
alternativas.

Ahora bien, ¿qué sucede con la
innovación tecnológica que, al igual que el
comercio, suele dejar a algunas personas mucho peor paradas?
Aquí, pocos alumnos condonaron el bloqueo del progreso
tecnológico. Prohibir la bombilla eléctrica porque
los fabricantes de velas perderían sus empleos les parece
a casi todos una idea tonta.

De manera que los estudiantes no estaban
necesariamente en contra de la
redistribución. Estaban en contra de ciertos tipos de
redistribución. Al igual que la mayoría de
nosotros, les preocupa la justicia procesal.

Para emitir un juicio sobre los
resultados redistributivos, tenemos que conocer las
circunstancias que los causan. No le envidiamos a Bill Gates o a
Warren Buffett sus miles de millones, aún si algunos de
sus rivales se vieron perjudicados en el camino, supuestamente
porque tanto ellos como sus competidores se rigen por las mismas
reglas y enfrentan en gran medida las mismas oportunidades y
obstáculos.

Pensaríamos de otra manera si
Gates y Buffett no se hubieran enriquecido a través del
sudor y la inspiración, sino engañando,
quebrantando leyes laborales, haciendo estragos en el medio
ambiente o sacándole provecho a subsidios gubernamentales
en el exterior. Si no condonamos la redistribución que
viola códigos morales ampliamente compartidos en casa,
¿por qué deberíamos aceptarla sólo
porque implica transacciones entre fronteras
políticas?

De la misma manera, cuando esperamos que
los efectos redistributivos se nivelen en el largo plazo para
que, llegado el momento, todos salgan adelante, es más
probable que ignoremos la redistribución de los ingresos.
Esta es una razón clave por la que creemos que el progreso
tecnológico debería seguir su curso, a pesar de sus
efectos destructivos a corto plazo en algunos. Cuando, por otra
parte, las fuerzas del comercio repetidamente afectan a la misma
gente -a los obreros con un menor nivel de educación-, tal
vez nos sintamos menos optimistas frente a la
globalización.

Demasiados economistas son sordos a
estas distinciones. Son proclives a atribuir las preocupaciones
sobre la globalización a motivos meramente proteccionistas
o a una ignorancia, incluso cuando existen cuestiones
éticas genuinas en juego. Al ignorar el hecho de que el
comercio internacional a veces -ciertamente no siempre- implica
resultados redistributivos que consideraríamos
problemáticos en casa, no generan el debate público
que corresponde. También pierden la oportunidad de montar
una defensa más robusta del comercio cuando las
preocupaciones éticas están menos
garantizadas.

Si bien la globalización
ocasionalmente plantea interrogantes difíciles sobre la
legitimidad de sus efectos redistributivos, no deberíamos
responder automáticamente restringiendo el comercio.
Existen muchas compensaciones difíciles a tener en cuenta,
entre ellas las consecuencias para otros en el mundo que
podrían empobrecerse significativamente más que
aquellos afectados en casa.

Pero las democracias se deben a
sí mismas un debate adecuado, para que tomen esas
decisiones de manera consciente y deliberada. Obsesionarse con la
globalización simplemente porque expande la torta
económica es la manera más segura de
deslegitimizarla en el largo plazo.

(Dani Rodrik, profesor de Economía
Política Internacional en la Universidad de Harvard, es el
autor de The Globalization Paradox: Democracy and the Future of
the World Economy. Copyright: Project Syndicate, 2012)

La "nueva
pobreza" en los países "anteriormente" ricos
("supuestamente" avanzados)

"Un estudio de la Cruz Roja muestra que un
número cada vez mayor de personas en Europa está
buscando ayuda debido a la crisis económica
global"…
Cohesión social de Europa "en peligro"
(BBCMundo – 9/10/09)

La investigación, llevada a cabo por la
Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y
de la Media Luna Roja (FICR), reveló que muchas personas
de clase media que jamás habían recurrido a este
tipo de asistencia en el pasado se unen a los grupos
tradicionalmente más vulnerables.

"El director gerente del Fondo Monetario
Internacional (FMI), Dominique Strauss Kahn, ha alertado este
martes que el mundo se enfrenta a "la perspectiva de una
generación perdida de gente joven, destinada a sufrir
durante toda su vida lo peor del desempleo y sus condiciones
sociales""…
El FMI advierte de una "generación
perdida" de jóvenes que sufrirán toda su vida (El
Economista – 2/2/11)

"A medida que las tensiones entre los países se
incrementen, podríamos ver un mayor proteccionismo,
comercial y financiero. Y a medida que las tensiones dentro de
los países se incrementen, podríamos ver una mayor
inestabilidad social y política dentro de las naciones
(…) incluso guerra", ha agregado.

"Los banqueros centrales no suelen caracterizarse
por su sinceridad y mensajes claros y contundentes. Más
bien, como altos cargos de la burocracia financiera, sus
discursos suelen estar llenos de ambigüedades, cuando no de
mentiras piadosas para no generar alarma y desconfianza en la
población. Su trabajo consiste en hacer creer a los
agentes económicos que ellos pueden manejar la
situación, que las cosas están bajo
control"…
– Mervyn King alerta: "La renta de los
británicos regresará a niveles de 2005" (Libertad
Digital – 9/2/11)

El banquero central se dirigió a las familias
británicas y no escondió la dura situación a
la que éstas enfrentan, sino todo lo contrario.
Advirtió que en 2011 las familias continuarán
viendo recortada su renta disponible, "un precio inevitable que
hay que pagar" por la crisis financiera. Con la inflación
en tasas preocupantemente altas, el poder adquisitivo de los
británicos acabará en 2011 en niveles de 2005, un
estancamiento tal que hay que irse 80 años atrás en
el país anglosajón para ver algo similar,
añadió.

Así, se pone de manifiesto que el crecimiento
económico de los últimos años (basado en
parte en la burbuja inmobiliaria y financiera) y su consecuencia
inevitable en forma de recesión, no han beneficiado apenas
al poder adquisitivo de los trabajadores.

"El 45% de los parados de EEUU llevan más de
27 semanas buscando trabajo. Ni el gasto público ni la
política monetaria ayudan a solventar este
problema"…
Los parados de larga duración crecen a
un ritmo sin precedentes en EEUU (Libertad Digital –
22/2/11)

Tal y como admiten desde el BLS, ha habido un incremento
sin precedentes en el número de personas en una
situación de desempleo de muy larga duración
durante la recesión actual". Cerca del 11% de todos los
parados habían estado buscando trabajo durante alrededor
de 2 años o más en el cuarto trimestre de 2010,
añaden.

"En Estados Unidos, la riqueza de los más
ricos se multiplica. La distancia entre sus carteras y las
carteras del resto de segmentos de la población -no
sólo los pobres- es cada vez más amplia. La crisis
y la desregulación financiera tienen mucho que
ver"…
La desregulación financiera hace crecer la
brecha entre ricos y pobres (El Economista –
22/2/11)

Para el 90% de los estadounidenses, los ingresos se han
mantenido prácticamente invariables durante los
últimos diez años. Sin embargo, el 10% restante ha
visto crecer su patrimonio a un ritmo creciente.

"La crisis económica en Estados Unidos
está derivando en una crisis social inédita desde
la Gran Depresión y de imprevisibles consecuencias. Aunque
la cifra de desempleo en todo el país permanece por debajo
del 9%, hay zonas donde asciende tranquilamente por encima del
30%, regiones enteras depauperadas tras el estallido de la
burbuja inmobiliaria y la bancarrota de facto de algunos
Estados"….
Los "renglones torcidos" de la América
de Obama (Libertad Digital – 29/4/11)

Estados Unidos siempre tuvo barrios deprimidos,
especialmente en el centro de las grandes ciudades. Una pobreza
muy localizada tanto desde el punto de vista geográfico
como humano. Los suburbios de Nueva York, Filadelfia o Chicago
son célebres y sus habitantes pertenecen, por lo general,
a la minoría de raza negra o a otras de inmigrantes
recién llegados.

El problema es que esos barrios bajos están
empezando a extenderse a otras partes del país y a todas
las clases sociales. En ocasiones, ciudades enteras se han
convertido en un barrio bajo. Este fenómeno es,
además, de ámbito nacional. No existe, como
sucedió en crisis anteriores, un área del
país afectado por la depauperación generalizada. De
este a oeste y de norte a sur los mismos efectos se están
dejando sentir. Altas tasas de desempleo, barrios abandonados,
criminalidad en alza y pérdida constante de
población.

"La destrucción de empleo, el repunte del
precio de los productos básicos, el encarecimiento de la
gasolina y, por su fuera poco, los ajustes impulsados por el
gobierno para reconducir sus cuentas públicas que, en
última instancia, inciden sobre todos los ciudadanos. Toda
una suma de factores que reducen cada vez más la riqueza
de los hogares y, como muchos coinciden, hacen plantearse si la
clase media está en peligro de extinción"…

El sueño americano se está convirtiendo en
pesadilla para la clase media de EEUU (El Economista –
4/5/11)

"La clase media de Estados Unidos está siendo
destrozada y sistemáticamente aniquilada", asegura en un
artículo el Business Insider. Tan sólo hace falta
echar un vistazo a unas cuantas estadísticas para darse
cuenta de que el sueño americano se está
transformando en una auténtica pesadilla.

"Sólo el 24,9% de los norteamericanos
podrían conseguir 2.000 dólares en 30 días,
según un estudio publicado por el National Bureau of
Economic Research. Annamaria Lusardi de la George Washington
School of Business, Daniel J. Schneider de Princeton University y
Peter Tufano de la Harvard Business School preguntaron:
"¿Cuánto confía usted en que podría
conseguir 2.000 dólares si surgiese una necesidad
inesperada durante el mes que viene?" Un 24,9% afirmó
estar seguro de que podría, un 25,1% dijo que
probablemente podría, un 22,2% dijo que probablemente no y
un 27,9% que seguro que no"…
Casi la mitad de los
estadounidenses vive al día (Libertad Digital –
26/5/11)

La conclusión del estudio es clara: "La capacidad
de los americanos para enfrentarse a imprevistos es
sorprendentemente limitada", ya que "si consideramos a los que
responden que están seguros o que probablemente no
podrían hacer frente con un imprevisto financiero
ordinario de esta magnitud, encontramos que casi la mitad de los
americanos son financieramente frágiles".

"2010 fue otro buen año para los millonarios,
aunque el ritmo de crecimiento de sus fortunas se
desaceleró"…
Los millonarios controlan 39% de la
riqueza del mundo (The Wall Street Journal –
1/6/11)

Según un nuevo informe de Boston Consulting Group
divulgado el martes, la cantidad de familias millonarias en el
mundo creció 12,2% en 2010, a 12,5 millones. (BCG define a
los millonarios como aquellos con US$ 1 millón o
más en activos invertibles, excluyendo viviendas, bienes
de lujo y participación en su propia
compañía).

Estados Unidos continúa liderando al mundo en
cuanto a cantidad de millonarios, con 5,2 millones de hogares,
seguido de Japón con 1,5 millones, China con 1,1 millones
y el Reino Unido con 570.000. Singapur encabeza el mundo en
"densidad de millonarios", o sea el porcentaje que representan
del total de la población, que está en
15,5%.

La tendencia más importante, sin embargo, es una
que tiene que ver con la distribución global de la
riqueza. De acuerdo con el reporte, los millonarios del mundo
representan 0,9% de la población mundial pero controlan el
39% de su riqueza, por encima del 37% de 2009. Su riqueza hoy
llega a US$ 47.400 billones (millones de millones) en riqueza
invertible, por encima de los US$ 41.800 billones (millones de
millones) de 2009.

"Unos 44 millones y medio de americanos recibieron
cupones de comida del Gobierno en el último mes. El
número de personas que recurren a esta ayuda lleva
aumentando 30 meses de forma consecutiva. Con un gasto
público mensual de 6.000 millones de dólares, el
programa de asistencia bate récords históricos en
paralelo al aumento del desempleo, pero una gran parte de estos
recursos se utiliza de forma fraudulenta"…
Obama, el
presidente de los cupones de comida (Libertad Digital –
10/6/11)

Unos 44,5 millones de estadounidenses recurrieron a
estos cupones el último mes, según los datos del
departamento de Agricultura, responsable del programa. Se trata
de un récord histórico tanto en números
absolutos como relativos: más del 14% de la
población. Es decir, casi uno de cada siete americanos
recibe comida pagada por el gobierno, en un país cuyo
principal problema de salud es la obesidad.

"España es el séptimo país de
la UE-27 con mayor riesgo de pobreza entre su población,
según datos de Eurostat correspondientes a 2009 recogidos
en una nota por el Instituto de Estudios Económicos
(IEE)"…
España es el séptimo país
europeo con mayor riesgo de que su población caiga en la
pobreza (Expansión – 12/6/11)

Entre los países de la UE hay grandes
diferencias, ya que las tasas de población en riesgo de
pobreza varían entre casi un 26% y tan sólo un
8,6%, subrayaron. La mayor proporción de población
en riesgo de pobreza corresponde a Letonia, con un 25,7%,
figurando a escasa distancia Rumanía (22,4%) y Bulgaria
(21,8%).

Lituania supera levemente el 20%, mientras que Estonia y
Grecia comparten un 19,7%. España figura en el
séptimo lugar de la UE-27 con una tasa de población
en riesgo de pobreza del 19,5%, si bien alcanza un 25,2% en la
población mayor de 65 años. Mientras, Italia
(18,4%), Portugal, el Reino Unido y Polonia (los tres con cifras
por encima del 17%) también superan la media
europea.

La mayoría de países de la UE (16 en
total) logran situar el porcentaje de población en riesgo
de pobreza por debajo del promedio. Alemania, Malta, Irlanda y
Luxemburgo cuentan con cifras en torno al 15%, mientras que
Suecia, Dinamarca y Francia ya bajan al entorno del 13%. Austria
(12%), Eslovenia (11,3%), Países Bajos (11,1%), Eslovaquia
(11%) y sobre todo la República Checa, con tan sólo
un 8,6%, figuran entre los países con menor riesgo de
pobreza entre su población.

"En Estados Unidos se usa el término "jobless
recovery" para definir las recuperaciones económicas en
las cuales el empleo tarda mucho en recuperarse o bien lo hace a
un ritmo excesivamente moderado. Pues bien, según el
último estudio al respecto publicado por la Northeastern
University (Boston, Massachusetts) debemos modificar ligeramente
el término, ya que según ellos la actual Gran
Recesión no solo ha provocado una recuperación mala
para el empleo, también para los salarios, por lo que la
denominan "jobless and wageless recovery""…
La
economía se recupera, sus ciudadanos no (El Confidencial –
4/7/11)

En un artículo llamado "The Wageless, Profitable
Recovery" el New York Times se hace eco del estudio.
¿Qué ocurre con el empleo, con los salarios y
quién se está "recuperando" realmente en EEUU?
Comencemos por el principio, el PIB sí se recupera.
Según el análisis, que trabaja con datos constantes
desde 2005, éste pasa de 13,36 billones de dólares
en el cuarto trimestre de 2007 a tocar fondo con 12"81 billones.
Posteriormente aumenta situándose actualmente según
los últimos datos del primer trimestre de 2011 en 13,44
billones de dólares. Recuerdo que los datos son constantes
desde 2005, por tanto sin inflación y por tanto no
coincidirían si mirásemos ahora los valores
nominales en una tabla.

Partes: 1, 2, 3
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